17 ene 2011

ELLAS SON DIFERENTES

Cada una tiene una manera de ser que las caracteriza, una es paciente, otra es amable, otra es discreta y callada, otra es fuerte y esforzada, y etc, etc… La primera vez que las vi, nunca me imagine nada de ellas, ni mucho menos lo que serían capaces de hacer, ¿cómo es la mujer de Dios?; pues, ahí encontré mi respuesta, las veía tímidas, silenciosas, como si quisieran esconderse de alguien, pero no, fue lo que yo misma pensaba. Con el tiempo cada una de ellas mostraron quien eran en realidad, y todos vieron una diferencia en ellas, cada una de ellas tiene una historia, tienen una batalla que contar para incentivar a las demás y tienen la respuesta a cómo superar todo los obstáculos. “Fuerza y honor son su vestidura; Y se ríe de lo por venir”. Proverbios 31:25, son llenas de fuerza y de honor, en ellas no hay mancha, no hay vergüenza, su esposo confiá su corazón en ella, no hay chismes, no hay envidia, ni mucho menos malicia en su corazón…

Ustedes dirán que la mujer que describo no existe, porque es difícil conseguir una mujer así, una mujer de Dios… es eso exactamente lo que Dios quiere de nosotras, yo conozco muchas de estas mujeres, que han logrado ser soldado de Dios, que no se cansan de trabajar día a día con tal de que todo quede bien, de que todo este listo y de cuidar de su familia, estas mujeres a veces son escasas y no siempre se logra conseguir. Pero es sorprendente cuando consigues a una mujer así, sólo te sientas a admirarla y a pensar yo quiero ser como ella, logran atender las cosas de su casa, de su familia, de su esposo, administran el dinero de ella y su esposo, cuida de sus tareas, de su trabajo, de sus amigos, cuida de su apariencia, de su corazón, cuida de su relación con Dios, de sus tareas en la Iglesia  y de su salvación.
Ellas son diferentes, porque un día entendieron que para todo hay tiempo, que ninguna meta es imposible cuando estas dispuesta a conseguirla como de lugar, que el tiempo no es obstáculo para no terminar las cosas. Tratemos de ser diferentes, de conseguir dar lo mejor de nosotras para Dios en todo lo que hagamos, seamos la mujer virtuosa que tanto se busca pero que pocos hallan. 

“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa  largamente a la de las piedras preciosas”.

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