Renuncia Total
Quien
quiere hacer la obra de Dios en el altar debe ser consciente de que ya
no tiene vida propia, su objetivo es soñar los sueños de Dios.
Esto significa que la persona va a vivir por la voluntad de su Señor y cumplir el plan que Él trazó para ella.
No
todo el mundo está dispuesto a renunciar a su profesión, su trabajo,
dejar a su familia, su país e ir a donde Dios le mande, sin elecciones
propias.
Sabiendo
que nunca tendrá su propia casa para decorar, que puede cambiar en
cualquier momento para un lugar totalmente desconocido con otro idioma
y con una cultura diferente.
Adaptarse
a otro clima, otras costumbres culinarias, forma parte de la vida de
los que dejan todo y se van, y no siempre van a un país estructurado y
desarrollado, a veces enfrentan muchas adversidades que nunca habían
pasado antes, pero el amor a las almas no nos permiten mirar a las
dificultades, sino sólo a nuestro objetivo que es el crecimiento del
Reino de Dios.
Por
no hablar de que puede permanecer años sin ver a la familia, o visitar
su país, por eso la importancia de estar siempre mirando a las almas y
confiar que el Espíritu Santo se hará cargo de sus seres queridos.
Tenga siempre en mente, si hay un sueño o una meta personal, entonces la persona se está sirviendo a sí misma y no a Dios.
Ser
verdadera, la falta de sinceridad impide que la persona sea elegida de
Dios, porque Él escudriña la mente y los corazones y conoce nuestras
intenciones.
Así
que no estés preocupada, ni sientas miedo, a pesar de que nadie tiene
fe en ti, a pesar de que a menudo te sientas olvidada o que no hay
quien ponga atención en ti, Dios te conoce y honrará tu fe y el anhelo
que tienes en servirlo.
Consideremos
ahora si estás realmente dispuesta a rendirte, a deshacerte por
completo, a abandonar tus sueños y proyectos personales para servir a
tu Señor, esto es algo personal que sólo una misma puede hacer.
Hay una gran diferencia en hacer la obra de Dios y hacer la obra para Dios.
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