Muchos
confunden humildad con inferioridad o subordinación. Ser humilde no
tiene nada que ver con inferioridad, subordinación, sino con el
auto-conocimiento, dignidad y respeto.
Por más que hayamos vivido, por más que hayamos aprendido, todavía sabemos poco sobre las cosas más importantes de nuestra vida.
Lo esencial se aprende por último, y solo se aprende si conservamos
la humildad. Sin ella, ninguno otra virtud se puede desarrollar.
Vivir con humildad es saber que todas las personas, sentimientos y acontecimientos tienen algo que enseñarnos.
Una persona impaciente nos enseña el valor de la paciencia.
Las pérdidas nos enseñan a valorizar las victorias.
Una persona tranquila nos enseña el valor de la paz.
Cuando mantenemos la humildad, compreendemos que la vida está llena
de profesores. Pasamos a aprender con las personas, con las emociones,
sentimientos y acontecimientos.
Delante de todo y de todos, mantenga siempre la humildad; ésta es la única forma de aprender y ser feliz.
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