22 mar 2011

Serie Elegida para el Altar - 1

Nuevo Nacimiento
Servir a Dios en el altar es una cosa gloriosa, pero hay muchas personas que tienen dudas, si tienen un llamado de Dios para servir en el altar o si es sólo una emoción.
A través de esta serie de diez artículos, podrás analizar bien y sacar tus propias conclusiones.
Para empezar vamos a hablar sobre el nuevo nacimiento, un requisito para aquéllos que realmente quieren servir a Dios en el altar y ayudar a aquéllos que sufren.
No debemos confundir las bendiciones con el nuevo nacimiento, pues las bendiciones se conquistan por la fe y para esto no es necesario nacer de Dios, cualquier persona que hace uso de la fe logra sus beneficios.
Recuerdo cuando llegué a la iglesia, como fui leyendo la Palabra de Dios y el aprendizaje en las reuniones, mis ojos fueron abiertos, así que acepté la Palabra y me convertí a ella. Recibí milagros como ya sabéis mi testimonio, pero mi encuentro con Dios surgió después de casi dos años.
El nuevo nacimiento es algo en tu interior, cuando se cambia de verdad por dentro y te sientes fuerte, ya no hay dudas o miedos, ni tristeza en tu corazón, el Espíritu Santo está contigo y esa certeza nadie puede arrancarla, porque sólo tú conoces tu antes y tu después.
No te dejes engañar, si has sido bendecida, o cambiaste en algunas cosas, pero tus pensamientos y actitudes, los malos designios y la tristeza continúan, el nuevo nacimiento no ha sucedido todavía.
La persona que no ha nacido de Dios no tiene una estructura espiritual para servir en el altar, no soportará el fuego de la obra de Dios.
Cuando pase los desiertos y las dificultades tendrá ganas de desistir y dejar todo atrás.
Así que a veces escuchamos la frase "no es lo que yo esperaba, pensé que sería diferente, esto no es para mí", la persona que habla así no tuvo un llamado para el altar porque estaba imaginando tal vez algo que agradara su carne y nunca supo el verdadero significado de la palabra renuncia, entonces no se sentirá feliz y realizada.
Los llamados para el altar son conscientes de que ya no tienen vida propia, su vida es en función de las almas, es servir a Dios, quien no está dispuesto a esto no puede servir en el altar.
Si tienes el deseo, pero no has tenido un verdadero encuentro con Dios, entonces a trabajar se ha dicho, vamos a comenzar a buscar, dejando todo lo que no agrada a Dios y estar dispuestos.
“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” Juan 3:5

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