El
Espíritu Santo es la mayor dádiva que el ser humano pueda tener. Nada
de lo que se posea supera Su grandiosa presencia; es el mayor bien; es
la esencia de Dios.
Jesús
dijo: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el
Espíritu Santo”, (Hechos 1:8). Tener al Espíritu Santo es como tener
una vacuna. Uno se relaciona con gente “infectada” por cosas negativas,
pero usted tiene inmunidad espiritual, dada por el Espíritu Santo.
Vivimos
en un mundo lleno de maldiciones, pero quien fue bautizado por el
Espíritu Santo sonríe, vive confiado, es la vacuna divina que nos
mantiene inmunizados contra las infecciones malignas. Quien recibió al
Espíritu Santo tiene un blindaje impenetrable, lleva en sí el ADN de
Dios, está totalmente protegido con el escudo Divino.
Además,
el Espíritu Santo nos guía. En todo momento necesitamos tomar
decisiones, y si tomamos una mala decisión sufrimos las consecuencias.
Él nos da sabiduría, inteligencia, dirección; es nuestro consolador
cuando pasamos momentos tristes. El Espíritu Santo es el “sobre” de
Dios, encima de nuestro “natural”, convirtiéndonos en seres
sobrenaturales; es el “extra” de Dios, encima de nuestro “ordinario”,
convirtiéndonos en extraordinarios.
Recibir
al Espíritu Santo tiene que ser la prioridad de su vida, debe luchar
con todas sus fuerzas, empeño y dedicación, porque quien Lo recibe está
equipado con todo lo necesario para vivir la vida, ser un vencedor y
permanecer para siempre.
Es
más importante que un empleo, una pareja, que la cura de una
enfermedad, usted necesita entender esto y querer al Espíritu Santo,
una vez que eso sucede, hay tres pasos para obtenerlo.
1.-
Ser consciente de que nadie es bautizado por merecerlo. Si usted piensa
que tiene méritos, nunca lo recibirá. Debe buscarlo con todas las
fuerzas y de todo corazón por medio de la fe en el Señor Jesucristo.
2.-
Quererlo de verdad. Todas las demás cosas que usted quiera pueden
quedar en 2º o 3º lugar, el Espíritu Santo debe ser su máxima
prioridad. Tampoco sirve quererlo porque otro lo tiene. Sólo pasarán la
eternidad con Dios quienes reciban al Espíritu Santo.
3.-
Debemos pensar en Él en casa, trabajo, calle, iglesia, en cualquier
lugar. Es como un noviazgo, cuando uno está enamorado, siempre termina
pensando en la persona amada. Quien quiera recibirlo debe estar
enamorado del Él. Por eso el diablo quiere desviar su atención con
pensamientos negativos.
No
importa el tiempo de iglesia que tengamos, jamás dejaremos de ser
atacados por malos pensamientos. Que esos pensamientos aparezcan es una
excelente señal de que vamos por el camino correcto. Tentación no es
pecado, el pecado es caer en la tentación.
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